sábado, 11 de junio de 2011

Cejas planas

Mustio. Marchitado por el tiempo y apaleado por su propia incompetencia. Derrotado. Sin ni tan siquiera fuerzas para soportar el peso de la careta socialista, el disfraz del Robin Hood politizado. Y es que con tanta hostia se te han quedado las cejas planas. Ya no respetas ni a la madre que te parió. Lo has olvidado todo, hasta el motivo por el que un día amaneciste en los tenebrosos pasillos de la Moncloa.

Después de rascar sin éxito el suelo, cegar el progreso, confundir la orientación sexual, maltratar el diccionario, inducir el aborto entre menores a los que niegas el derecho a voto y de prohibir hasta el aire de la calle, has decidido, por tu cuenta y riesgo, apoyar la última contienda internacional antes incluso de solicitar autorización en el Congreso de los Diputados. Con dos cojones.

Amparado por la ONU envías a tú pueblo hacia una feroz “Odisea al Amanacer”, con seis aviones, una fragata y un submarino por logística, viento en popa a toda vela. Que le han faltado segundos a tu reloj biológico. Tú que eras tan pacifista y tan tolerante hace apenas siete años. Tú que rechazabas cualquier tipo de conflicto bélico y leías a Gandhi en tus ratos libres. Tú que todo lo tuviste, deambulas ahora perdido y sin memoria. Has vuelto a ser el niño insoportable del juguete roto y el pijama a rayas. 

El pasado día del padre honraste a tú “progenitor” político y fuiste hasta París para saldar antiguas deudas con la OTAN. A ellos no les puedes fallar, nunca lo has hecho. Allí siempre te han querido, incluso te concedieron el excesivo privilegio de un gobierno a modo de deseo, aunque sólo fuera para quitártelo después, trocito a trozo. Por temor al “Tomahawk”, esta vez no repetiste eso de que la tierra es del viento, sino que tendiste la mano a Sarkozy, te alisaste el traje y posaste para la foto con tu sonrisa imberbe y tu mirada pueril. Enhorabuena José Luis, ya estás dentro de la historia.

Sin embargo, lo que más me repudia de toda esta estafa cochambrosa y maloliente no son los bandazos de un líder atrapado en su propia trampa, no. Lo que hace que realmente me hierva la sangre es el mutismo, las voces silenciadas de todos aquellos cineastas, músicos y demás miembros de la farándula cultural que en su día tomaron las calles para protestar contra un ejecutivo que alentaba una guerra suicida.

Vivimos un pasado que ya no recordamos. Cuando en 2004 Madrid sufrió el mayor atentado de Europa, una banda de artistas forrados hasta los dientes, devotos del capitalismo que les da de comer y al que niegan hasta tres veces ante las cámaras, se vistió de luto. Los Bardem, Almodóvar, Víctor Manuel, Perea y compañía denunciaron públicamente las atrocidades que sufría el pueblo iraquí. Con o sin alevosía lucieron chapas negras con tintes rojos en las que se leía “no a la Guerra”. Agarraron la rosa con la mano izquierda y derrocaron al nuevo “dictador” del siglo XXI. Vendieron el alma al diablo y cobraron el canon de su popularidad. 


Pero en esta ocasión no están, han desaparecido del mapa. Llevo días esperando y no vienen. La guerra hace tiempo que comenzó, las bombas caen sobre Bengasi. ¿Por qué no protestáis está vez? ¿Qué os detiene? ¿Acaso vale más la vida de un niño iraquí que la de un inocente libio? Callados como putas y escondidos como ratas viendo pasar el tiempo. ¡Rediós, qué asco os tengo!

1 comentario:

  1. Impresionante!!!!!!
    No dejan de ser los mismos perros con distinto collar

    ResponderEliminar